viernes, 31 de mayo de 2013

Pequeñas cosas

Dicen que las pequeñas cosas son las que hacen que merezca la pena vivir y por las que se disfruta realmente de cada día. Yo no voy a ser quien diga lo contrario... es así.
Cosas como despertarte y ver que la luz del sol entra por la ventana. Disfrutar de un buen café o un té.Abrir el grifo y que salga agua, más aún si es caliente. ¿Simple verdad?
Salir a la calle para ir a trabajar y cruzarte con un gato lamiendo sus pequeñas patas. Sonreír al recordar una imagen similar con un amigo tuyo. Ver cómo llegan a casa una joven pareja después de haber disfrutado de una intensa y larga noche. Sonreír al pensar que un día eras tú. Entristecer al pensar que ahora no eres tú. Finalmente volver a sonreír al pensar que cualquier día volverás a ser tú esa persona. Pensar que el día menos pensado, se puede aprender a amar otra vez.
Cruzar la calle y respirar un aire fresco, como a hierba recién cortada. Cerrar los ojos y recordar ese momento, cuando eras apenas un niño, libre, saltando entre la hierba. Sacar tus gafas de sol para poder mirar el amanecer reflejado en el agua del mar más cristalino que jamás has visto.
Cerrar los ojos. Respirar. Sentir como tus pulmones se llenan de ganas, de tranquilidad. Y acordarme de ti. Subir el volumen de la música al oír esa canción que no te cansas de escuchar, una y otra vez.
Casi llorar al oler tu perfume. Pensar en que hoy va a ser un buen día y hacer lo posible por conseguirlo, por muy difícil que parezca. Una sesión de masaje improvisada. Regalar una flor. Escribir unas líneas de repente. Tomar una cerveza echando unas risas. Decir la primera tontería que se te pasa por la cabeza. Llegar a casa y ver que ya está la comida preparada, encima de la mesa. Que me digas que has llegado bien. Saber que mañana va a ser mejor que hoy. Que queda un día menos para verte. Pensar que cualquier día puede ser el principio de algo y que hoy ha sido el primer día de algo importante o insignificante, pero el principio. Darte cuenta que en nada comenzará otro mes, con nuevas experiencias. Conocer gente nueva. Sentirte más cerca de la que ya conocías. Tener la sensación de que alguien va a ser importante en tu futuro próximo. Entrar en la habitación y comprobar que la flor que me regalaste hace días, aún huele. Abrir la ventana y que el viento baile con tu pelo. Irte a dormir y tener la sensación de que hoy, a pesar de haber sido un día duro, has hecho más cosas de las que pensabas. El deber cumplido y aún así, pensar que podías haber hecho más cosas que no te hubieran costado nada y habrías hecho que alguien tuviera un mejor día. Pensar que de seguro, lo harás mañana. Proponerte hacerlo todos los días. Sonreír al saber que estás de broma. Apagar la luz y pensar en dormir a pierna suelta. Soñar despierta o dormida, pero soñar.Desear que llegue mañana.

lunes, 20 de mayo de 2013

Sentirme extraña...

Sentirme extraña sin saber el porqué. Sentir que esa extrañeza aumenta con el paso del tiempo, días. Pensar que pueda ser morriña, cansancio o puede que incluso sea mi cuerpo, quizá avisándome de algo que ahora desconozco.
Sentirme extraña al perder la mirada en la línea que separa el mar del horizonte. Al ver que el sol es capaz de teñir de colores el cielo al terminar el día. Extraña por pensar que cada color ha significado una cosa buena. Sentirme extraña por pensar que cuanto más brille el sol, mejor va a ser la jornada. Sentir que ese sol es el que te ayuda a comerte el mundo y ser capaz de  desear lo mejor a tu enemigo y reirte de tu sombra.
Sentir alegría al darme cuenta de todo lo que estoy viviendo. Lo que estoy logrando, lo que tengo a mi alrededor. Sentirme extraña porque sea la primera vez que me siento así. Mi presente, ese que tantas veces he pensado, soñado e imaginado. Sentirme extraña por ver que ahora es real.
Sentirme extraña al recordar, al echar de menos. Sentirme extraña porque sigo pensando en ti. Sentirme extraña por no saber cómo estás. Cómo te está tratando la vida ahora que no estoy contigo. Si me echas de menos... Sentirme extraña porque ya no veo tu sonrisa, no oigo tu voz ni siento tu presencia. Sentirme extraña porque a veces, eso me alegra.
Sentirme extraña al ver un beso; una caricia; un abrazo; una mirada de esas que no hace falta más para saber que es el amor de su vida, que daría la vida por esa persona, que se muere por sentir su cuerpo junto al suyo y porque su piel huela a su aroma. Sentirme extraña al querer vivirlo por mí misma.
Sentirme extraña al buscarte entre la multitud. Más aún cuando quiero encontrar alguien como tú y nadie está a la altura. No por ser peor, es sólo que nunca eres tú.
Sentirme extraña cuando me miras a los ojos y sabes que no estoy bien. Cuando un " nada" se convierte en " se que no es verdad". Sentirme extraña al pensar que me conozcas tanto. Sentirme extraña al pensar que si tu me conoces así, no pueda encontrar alguien con quien compartir mi vida.
Sentirme extraña al pensar que hay amigos que se van y nunca me han gustado las despedidas, no pude despedirme de ti. Sentirme extraña por saber que fue un "hasta pronto".
Sentirme extraña al dar tanto. Al pensar más en el vosotros antes que en el mí. Sentirme extraña por preferir que tú estés bien, aunque por dentro tenga unas ganas enormes de llorar.
Sentirme extraña al no dejar de sonreír cualquier otro día. Sentirme extraña por querer reír y llorar al mismo tiempo. Al hacer una tontería y que la gente se ría. Quizá en otra vida haya sido o sea payaso. Sentirme extraña por pensar que al leer la última frase sonreirás. Sentirme extraña por desear que siempre sea tu motivo de alegría. Sentirme extraña por pensar que seguramente seas mi mejor amiga y volver a sentirme así, por pensar que eso no sea así siempre. Sentirme extraña al oír una canción y acordarme de ti, extraña porque a veces me alegra y otra me entristece. Sentirme extraña porque cada día que pasa, te siento más lejos.
Abrir los ojos y pensar que mañana será otro día y quizá esto sea todo lo contrario.

jueves, 16 de mayo de 2013

Me gustaría...

Me gustaría decirte tantas cosas.... Aún recuerdo el primer día, entrando cómo sargento en un cuartel. No sé si fue miedo lo que sentí, más bien respeto, algo me decía que no era como aparentabas. Ni que yo supiera mucho a esa edad, aún por desarrollar; impresionable, indecisa...
Y cosas del destino, un día me viste, intentando hacer lo que siempre me ha gustado: escribir. Y sin decir nada, lo cogiste, un trocito de papel arrugado, con tachones, sin sentido. Lo leíste y te gustó. Ahí ya me ganaste.
Fuiste tú quién me animó. Quien se interesó por mis progresos. Incluso con el tiempo, que por un tiempo nos separó, volvimos a coincidir. Esta vez, con algunos años más, edad o experiencia, a veces es lo mismo.
Me gustaría decirte... que sigo bien. Sigo escribiendo líneas en la historia de mi vida, sigo escribiendo líneas en la historia que tú misma viste empezar...
Me gustaría decirte que me acuerdo de ti en muchas ocasiones. Me gustaría saber cómo te va. Me dijeron que tu familia aumentó y estás muy feliz. Aún recuerdo tu sonrisa e incluso, tu mala leche. Quien nos conocía sabía a ciencia cierta que no teníamos nada en común, pero nos unía una pasión: la pasión por las letras, por escribir, por dar rienda suelta a nuestras ideas y plasmarlas en palabras escritas en una hoja en blanco. Me atrevería a decir que alguien quiso que nos conociéramos, que marcaras mi vida.
Me gustaría que supieras tantas cosas, pasadas y presentes. Porque aunque no me atreví, ni creo que me atreveré nunca, fuiste tan especial. Ahora me acuerdo de ti y sonrío. Quizá haya un futuro.
Me encantaría que vieras todo lo que estoy consiguiendo. Todo lo que estoy haciendo, siguiendo tus consejos; siempre es mejor escribir sobre uno mismo.

viernes, 10 de mayo de 2013

algo de algo

En el fondo me gustaría sentir lo que todo el mundo siente, aunque sea por una vez, quizá correspondido.
Oír tu nombre y sentir mariposas revoloteando dentro de mi. Levantarme cada día pensando que la vida no puede ser tan mala si sigue manteniendome en contacto contigo. Verte especial y a la vez sacarte miles de defectos. Pensar en cómo sacarte una sonrisa cada día. Regalarte tu flor favorita porque me apetezca, sin razón, por ser tú. Poner cara de tonta cuando veo tu nombre en el móvil y rápidamente mirar a mi alrededor y disimular, esperando que nadie me haya visto. Abrazarte para que sientas que así, nada podrá hacerte daño, es a prueba de balas. Que me cuentes tus cosas porque confías en mí, porque aunque no diga nada, sabes que estoy a tu lado, pase lo que pase. No sentirme incómoda al quedarnos en silencio. Que duermas conmigo para que compruebes cómo es el sitio que guardo para ti. Saber que eres un desastre pero que eso hace que aún seas más interesante. Sacarme de quicio y al mismo tiempo querer comernos a besos. Reír mucho y también llorar, yo estaré siempre ahí, en los momentos más complicados y difíciles. Saber a ciencia cierta que si tu te vas, yo me voy contigo. Convertirte en el principio y el final de nuestra historia, todavía no escrita. Volver a ilusionarme. Volver a pensar en un "para dos". Decirte cosas bonitas al oído cuando duermes y desear que esa sonrisa que se dibuja en tu cara, sea porque aparezco en tus sueños. Querer quererte más que hoy pero menos que mañana. Tener nuestras propias "tonterías".

martes, 7 de mayo de 2013

Si no fuera por ti...

"Si no fuera por ti...."

Si no fuera por ti, no estaría aquí.
Si no fuera por ti, no podría levantarme cada día.
Si no fuera por ti, no sería como soy.
Si no fuera por ti, sería fácil tirar la toalla.
Si no fuera por ti, nada sería lo mismo.
Si no fuera por ti, pensaría que estoy loca.
Si no fuera por ti, lo difícil sería aún más difícil.

Cuidarte, abrazarte, escucharte, entenderte, sonreirte
¿Cuánto tiempo hace falta para sentir tan cerca a una persona?¿Cuántas veces puedes cerciorarte de que sigue ahí? Disfrutar de esos momentos que sólo tú y yo entendemos.