martes, 29 de julio de 2014

Poeta, sirena

La noche hace que el poeta saque el mar de palabras que abarca su corazón y, a través de su pluma, plasme la mejor de las melodías, como el canto de sirena que guía a esas almas perdidas deseosas de amor. A esas almas que, como él, son despertadas por el embrujo de la dama de la noche con su brillo incesante, del astro más romántico y solitario del particular mar infinito, sobre nuestras cabezas. Esa luna que, aun rodeada de estrellas, nunca deja indiferente y puede conectar, aun a miles de kilómetros de distancia, dos almas enamoradas, dos almas que pertenezcan la una a la otra, dos almas que, aunque todavía no lo sepan, se alimentan mutuamente.
Y su pluma comienza a deslizarse...
-Sí, debería haber ido...pero quizá mi corazón no podía soportar la última canción de las dos sonrisas que, en los últimos meses, se han hecho dueñas de mí, que han sido las sirenas de mi canción favorita.
Llevo todo el día pensando en cosas que ni siquiera, sabía tenía dentro y ahora están saliendo a la luz. Soy corazón nocturno. Y una vez más, la noche me hace decir cosas que el sol me nubla. Quizá sea más vampiro, puede. Aunque la sangre no sea mi alimento y sea más adicto a esas almas, no muy comunes, que vagan por la vida...como yo.
-Ves, algo nos conecta, alma perdida...tesoros por descubrir que puede encontrar el último pirata que habite la tierra. Me gustaría ser marinero, sirena o delfín para que, en cualquiera de los tres casos, pudiera surcar tu mar de palabras. Ese que ahora nos separa. Ese que es espectador inquieto de tantas almas perdidas, poetas y trovadores. Ese que algún día, se abrirá para que nuestros labios se toquen nuevamente. Me despido con la mejor de mis sonrisas, llevada por la marea de nuestro propio océano, como fiel sirena de tu alma.
- Aquí estaré una noche más, contando los segundos para ver de nuevo salir  a mi musa y conquistar otra tierra por descubrir, recoger a más almas sin rumbo y aprender otra melodía que forme la más bella canción jamás compuesta para que te regale cuando volvamos a vernos, sirena mía.


domingo, 20 de julio de 2014

Adicción superada :)

Siempre he creído que las adicciones se superan. Toda adicción tiene sus fases. La primera es ese tonteo, que no conduce a nada y no es nada peligroso. Hasta que se va apoderando de ti sin darte cuenta, cuando cada vez lo necesitas más. Ese algo que no te deja seguir con tu vida como era hasta entonces. Ese algo que cada vez tienes más presente, que necesitas de su dosis más a menudo. Se hace dueño de tus sueños, de tus ideas, pensamientos y rutinas. Cuando cambia tu forma de hacer las cosas, de tu tiempo, tus amistades y tus conversaciones. Y te haces a la idea, ya forma parte de ti y lo reconoces. Te enfrentas a ella, pero sigues aferrado. Por que tú te crees más fuerte que todo, incluso que ella. Y llega algo o alguien, que te hace ver que realmente tienes un problema.
Es la propia adicción la que te dice, aquí estoy yo y todo dependerá de mí, si no cambias. Sabes que te duele, sabes que si continúas te seguirá doliendo. Pero te posee, llevas tanto tiempo y tantos sacrificios que no puedes volver atrás.
Un día te despiertas y te miras en el espejo. Éste no soy yo. No te reconoces, eres apenas un desconocido, has cambiado tanto que ni siquiera te das cuenta en qué momento sucedió. En que eres más droga que ser. No puedes seguir así, te mereces algo mejor y esa droga no podrá cambiarte. Te dejará huella, por supuesto, pero saldrás de ahí.

Comienza la fase de desintoxicación. Quizá la más larga, sin duda la más sufrida. En la que te toca luchar con todas tus fuerzas entre la droga y el ser humano. Entre el bien y el mal. Entre el dolor y abstinencia. Tienes que dejar tus ganas de hacer planes, cambiar de aires, quedarte sólo en ocasiones, pensar...pensar mucho. En qué es lo que quieres, si realmente merece o no la pena... Y te vuelves más frío, incluso desapareces por un tiempo. Te estás desintoxicando, debes dejar todo lo que se relacione con esa droga aparte, lejos...aunque lo sacrifiques todo o casi todo por un tiempo, sabes que merecerá la pena. Días, noches en vela, lágrimas y mucho más. Estás en el momento en que lo tienes que conseguir, sabes que lo conseguirás. Aunque el ánimo esté por los suelos, luchas. Y en los periodos más oscuros siempre tendrás algo de luz. Ese mensaje de apoyo. Verás también más claro quién está, y quizá más de lo que esperas ver.
Te tentarán, a volver, más veces de las que podrás acordarte, de las que creerás afrontar. Pero tu corazón sabe que mañana será otro día, y será una batalla más ganada.

Después llega el periodo de enfrentarse a ella. De ver si realmente te has curado, si has sido capaz de vencer a esa adicción que no te dejaba vivir. Vuelves a tu rutina. Vuelves a ver esas amistades que una vez te tentaron. Día  a día, paso a paso, sin prisas, aumentando cada vez un poco más su exposición, su compañía...pero siempre manteniendo las distancias. Es una relación que ahí está, pero no más como adicción. Y llega un día que lo consigues. Sabes que ya no forma parte de ti. Es pasado. Y lo mejor de todo que te ha mejorado como persona. Has crecido, te ves capaz de muchas más cosas. Estás completamente libre de ello.
Así, es el amor.
Y te das la enhorabuena, por haberlo conseguido. Por estar a su lado todo el día, disfrutando de risas, de esa complicidad que nunca habías tenido por esa maldita adicción y los sentimientos. Y no puedes dejar de sonreír, y pensar que nunca te puedes arrepentir de lo que sucedió, ni de lo que hiciste, pero descubres que te has perdido mucho. Porque a partir de ese día, la relación es mucho mejor de lo que hubieras imaginado. Eres libre por fín y está ahí contigo, formando parte de tu vida, pero como acompañante, no como dueño. Gracias una vez más. Lo logré. Adicción superada.

domingo, 13 de julio de 2014

Tengo miedo a que te enamores de mi

Tengo miedo de que me mires un día y tus ojos brillen más de lo habitual,
tanto, que hagan competencia a la noche más estrellada.

Miedo de que un día quieras mirar esa luna llena, conmigo, desde mi ventana.

Miedo a que la luna tenga celos de nosotras


Miedo de que estés ansiosa por recibir mis mensajes de buenos días y buenas noches.

Que se te ilumine la cara cada vez que sale una palabra en nuestro lenguaje inventado.

Miedo por no saber decir que no a ninguno de mis planes.

Miedo, a que sea tu principal tema de conversación y que todas las palabras rimen con mi nombre.

Miedo a escuchar una canción cualquiera e inmediatamente, ese impulso de grabarla se apodere de ti.
Involuntariamente, sin sentido y enviármela a mitad de la noche, aun sabiendo que duermo.

Miedo a que te despiertes de repente y, sin querer, me imagines a tu lado.

Miedo a que te quedes sin fuerzas y esperes que yo sea tu salvavidas.

Miedo a que mi calma, sea el remanso de tus aguas turbulentas


Miedo a que un día pienses más en mí que en el monstruo que se repite en tus pesadillas cada noche.

Miedo a que mis musas y tus demonios sean una nube de polvo en el camino.

Miedo a que no estés preparada para conocer más de mi, ese lado que casi nadie conoce.

Miedo a que llegue ese momento en que si no puedes tocarme, prefieras no verme.

Miedo a que la confianza que hoy tenemos, se acabe por el impulso de probar mis labios.

Miedo a que un día, no muy lejano, me llames y te diga que me voy.
Miedo a que según oigas estas palabras, vayan fluyendo lágrimas en tus ojos.

Miedo a que puedas acostumbrarte a mis días malos y mis noches a medias.

Miedo a que llegue un día que siendo dos corazones, necesiten latir al unísono cualquier melodía.

Miedo a que mi corazón te pertenezca

Miedo a que pudiendo ser tú y yo, elijas ser un nosotros.
Tengo miedo a que te enamores de mí.

Miedo a que realmente tú seas yo y me enamore de ti.
Miedo al no saber cuál de los dos, me daría más miedo.


lunes, 7 de julio de 2014

Las cosas con corazón son las que se recuerdan

Hace exactamente un mes decidí apostar por ti. Por ese yo que siempre está escondido y que con el paso del tiempo he aprendido a que vea el sol, sin esconderse. Decidí que era más importante aprovechar el momento que arrepentirse del "y si"... del "quizá"...del "mañana", del "seguro que es un no", de ni siquiera intentarlo... Fue una decisión meditada y necesaria. Las cosas no salieron en un principio como en mi interior quería, pero me ha servido creo más así, que de otra manera.

Me ha servido para saber que puedo luchar por más cosas de las que pienso. Que puedo con más situaciones que antes o a las que nunca me había enfrentado. Que cuando una ventana se cierra hay que buscar la manera de abrir otra, o una puerta. La manera de buscar ese nuevo aire fresco que nos de nuevas ideas, nuevas metas y nuevos retos. Porque desde que di ese paso, también me ha servido para conocerte un poquito más, alejarme lo necesario para que tú estés mejor y para que, sobre todo yo, me plantee más cosas que antes tu idea me tapaba. Gracias S.

Desde entonces no sólo he crecido un año, he crecido con experiencias de años acumuladas en minutos.
Me ha servido para conocer a gente que aún tiene mucho que dar, unas que tenía ya cerca y otras que se han acercado más. Me ha servido para estar más segura de lo que quiero en un futuro próximo, a pesar de los riesgos y las consecuencias. A levantarme cada mañana con la idea firme de que si trabajo duro algún día lo conseguiré. A tener conversaciones que me dan alas para trabajar aún más duro si hay posibilidades y apoyos detrás. Me ha servido para saber aún más quién cree en mí, quién está ahí y por quién merece la pena luchar. Por quién merece la pena no dormir y compartir aun cuando se está enferma. Por quién dar un abrazo, cambiar tus planes y decidir quedarte. Incluso por quién llorar o también enfadarse. Porque son quienes realmente importan.

 Muchos pasan por tu vida. Muchos dejarán huellas, casi imperceptibles, más o menos profundas que siempre te dejarán un recuerdo, una experiencia que aprender. Pero yo prefiero pensar en esas personas que dejarán huellas para siempre. Esas con las que cuentas en tus planes. Las que quieres que compartan tu presente, tu futuro. Por las que siempre tienes unas palabras de ánimo, una sonrisa o tiempo para un café. Las que te ayudan a ver cuando está todo a oscuras. Las que te pegan una voz cuando ni tú te estás oyendo. Cuando te levantan de la cama y te enseñan que hay más cuando das un paso adelante.
Un mes que he aprendido a vivir contigo y sin ti. A hacerme a la idea de que no hay una vida juntos pero que siempre estaré ahí si me necesitas. Que el destino nos ha juntado en esta aventura pero que en algún momento nos separará para continuar nuestros propios capítulos. Y claro que se echa de menos. Se echa de menos todo lo que se ha conocido, lo que se necesita y está lejos...pero el mundo es un constante cambio, y hasta eso cambia, siempre llegará alguien que tome tu lugar o simplemente, se quede a tu lado cuando esté escrito. Hay que intentar vivir lo que uno quiere, tener experiencias aunque duelan, porque en algún momento, puede ser la definitiva. Y me alegraré cuando a todos los que han dejado su huella en mí, les pase.

Unos dicen que el ser humano es malo por naturaleza, otros lo contrario. Otros que sólo son lo que conocen. Yo prefiero pensar que todos somos distintos, cada uno sus experiencias y su forma de pensar. Todas válidas si hay respeto y cariño.
Quizá se pasen malas épocas, días difíciles, pero algún día, con esfuerzo todo pasa y se ven los resultados. He aprendido que las oportunidades se buscan y que mañana será otro día. Así que, ahí voy al trabajo duro, aunque muchos no lo entiendan, persigue tus sueños, da lo mejor de ti y haz lo que sientas. Las cosas con corazón son las que se recuerdan. Huye de las personas negativas. De las que no persiguen sus sueños y te van inculcando que tú tampoco puedes. Cada uno es dueño de sí mismo y sólo tú sabes hasta donde llegar. Sólo tú vives tu vida, no vivas la de nadie ni dejes que nadie viva tu vida.

jueves, 3 de julio de 2014

Gracias a todos!

Alguien muy sabio dijo alguna vez que la vida son momentos. Momentos para sonreír, hasta que se olvide cuál era el chiste o recordarlo en el instante menos pensado. Momentos que son tiempo. Tiempo que compartes y regalas, porque sí.
Momentos en los que te despiertas un día cualquiera con un mensaje especial. A duras penas consigues todavía abrir los ojos y comienzas a leer. Y tus ojos van cobrando vida, van sintiendo cómo sin saber por qué, esas palabras están recorriendo todo tu cuerpo. Como cuando una ola empieza en lo más profundo del océano hasta que llega a la orilla, provocando una sábana blanca, casi transparente y húmeda, así como ahora son tus ojos. Un mensaje que llega de una persona especial, quizá no tanto como pensabas. Que te recuerda quién eres y lo importante que puedes ser para alguien.
Y que siga el día, ese día marcado en tu calendario. Un año más.
No esperar nada importante, porque después de mucho tiempo lo tienes todo cerca, la familia más cercana para celebrarlo. Y que tu otra family, se haga la tonta y te sorprenda. Aun cuando las cosas no salen como las había planeado. Cuando sabes todo lo que es ha supuesto y que realmente es de corazón. Aunque supiera que algo estaba tramando. Y sólo puedes dar las gracias. Aunque te acuerdes de los que no están, aunque incluso por momentos preferirías haber estado en otro lugar, sonríes.
Sonríes por todos los que de alguna u otra manera se han acordado de ti, aunque sea por un segundo o con sólo una palabra.
Momentos que ya forman parte de ese gran álbum, a color, en blanco y negro... Páginas y páginas de recuerdos, de risas, de lágrimas, de escenas, de gente más o menos importante; ese álbum que va formando tu vida. Mensajes especiales, inesperados y muy gratificantes, esperados o los que aún no han llegado, es igual. A pesar de todo, me alegro de haber tenido la oportunidad de haber vivido ese día, de principio a fin. Porque en su conjunto...todo lo importante...estuvo. Ya habrá tiempo para más y empezar una página nueva.
Gracias a todos!