viernes, 16 de junio de 2017

Consciente o inconscientemente

¿Es mi conciencia queriéndome decir algo o quizá es la única manera que me quede de seguir en contacto contigo?


Era más el preguntarme a mi misma si podría soportarlo. Sí, me cuesta admitirlo, y quizá nunca lo haya hecho del todo, quería descubrir qué era lo que seguía dentro de mí.
Necesitaba tiempo para mí. Salir de mi vida en aquel entonces, respirar, huir de lo que conocía y era mi día a día, ya no lo soportaba, me estaba consumiendo. Estaba en ese punto de salir a toda prisa de allí o empezaría a volverme loca.
Las opciones eran muchas, pero algo dentro de mí me empujaba a ir hacia ese mundo desconocido del que tú formas parte y donde te has criado.
Quería disfrutar de cada segundo, cada minuto desde que pisara el aeropuerto de Madrid con destino a Brasil. Con destino a un viaje que cambiaría toda mi vida, mi forma de pensar y a mí. Desde el minuto uno, sin dormir alrededor de dos días, donde la palabra emoción, libertad, (auto)descubrimiento y viaje se hacían palpables, pasé por mi primer vuelo transatlántico con mis dudas, preguntas y nervios en mi cabeza. Después de algo más de dos años íbamos a volver a vernos y, aunque convencida de lo que sentía, no sabía realmente, qué podría pasar.
Fuiste y sigues siendo una parte importante de mi vida, y donde hubo fuego, cenizas quedan, según el refrán. Acertó.
Con retraso incluido, para hacerlo más interesante al más estilo cinematográfico, aterricé. No sé por qué, los nervios eran más fuertes que el cansancio. Era el momento clave, la reacción al vernos.
Sí, me alegré muchísimo de vernos, de estar al lado una de la otra, sí. Era como si el tiempo de haber estado separadas se hubiera reducido en un par de meses. La misma chispa, la misma conversación y al cabo, de unos minutos, también la misma sensación de confianza. Me sentía a gusto.
Ponernos al día con unas cervezas, las primeras en este otro lado, el tuyo.
Aún así, no estaba preparada como yo pensaba para la posibilidad de que algo más pudiera pasar. Haciendo de tripas corazón y sacando fuerzas de donde no había, recordando mi real motivo de este viaje, te dije que no y le dije que no a mí misma. Reacción que marcaría un antes y un después en el resto de mi viaje, que recién comenzaba y, que ha seguido marcando mi vida hasta el día de hoy. [...]



Un año y medio después, ya casi cuatro desde que te conociera, apareces de una forma inquietante en mis sueños. El último de ellos, especialmente.

Sin decir nada, cogí unas pocas camisetas, algún que otro short, zapatos cómodos y los pocos enseres necesarios que cogían en mi mochila. La misma que ya cruzó el charco y que, si tuviera que ponerle voz, seguro estaba esperando volver a hacerlo. Sí, otra vez allí.
Esta vez sabía dónde iba y con una intención clara, verte. (.....no estabas, te me adelantaste...)

¿Tú, a este lado del mundo, frente a mis ojos? No daba crédito a lo que veía. Tantas frases dichas, tantas calladas, tantas batallas entre medias, historias varias y confesiones sinceras a altas horas, tuyas o mías, y tú aquí.
(Sí, por mi cabeza pasó la absurda idea de que podía pasar por ello, sólo por ti, cuando me comentaste la descabellada idea de que la única manera de salir adelante y buscarse  un futuro mejor era buscar a alguien con quien casarse a este lado del mundo. Reí a carcajadas creyendo que te estabas volviendo loca definitivamente. Al mismo tiempo, una pequeñísima parte y quizá ese punto de locura que, según muchos, en ocasiones tengo, pensé ¿por qué no? Yo diría que sí. ¿Perdona? ¿Quién eres y qué has hecho con la persona de los últimos tres años y medio, las experiencias vividas y las lágrimas derramadas?)
-Quiero empezar una vida contigo aquí y ahora. Esa que no pudimos continuar años atrás y siempre me he estado preguntando qué hubiera pasado si....
Supongo que hay amores que nunca se olvidan, por muchos años que pasen, siguen ahí. Empezar una relación que no pudo ser, y que termines pidiéndome matrimonio....eso sólo pasa en los sueños. ¿O no? ¿Diría que sí? ¿Dirías tú que sí?

Sigo necesitándote de alguna manera en mi vida, aunque sean esas conversaciones mensuales, que me intentes convencer de volver allí, que tu país es el mejor del mundo (aunque tengas algo de razón),que me digas que me echas de menos cunado estás borracha o lo haga yo, o me cuentes tus nuevas conquistas, tus locuras varias, tu vida diaria, ver tu manera de adorar a tu sobrino, a tus mascotas, que sigas apoyando a tu equipo hasta el final, ese que has hecho que me interese un poco y busque resultados....Sigo queriendo formar parte de tu vida, de la forma que sea.