jueves, 16 de mayo de 2013

Me gustaría...

Me gustaría decirte tantas cosas.... Aún recuerdo el primer día, entrando cómo sargento en un cuartel. No sé si fue miedo lo que sentí, más bien respeto, algo me decía que no era como aparentabas. Ni que yo supiera mucho a esa edad, aún por desarrollar; impresionable, indecisa...
Y cosas del destino, un día me viste, intentando hacer lo que siempre me ha gustado: escribir. Y sin decir nada, lo cogiste, un trocito de papel arrugado, con tachones, sin sentido. Lo leíste y te gustó. Ahí ya me ganaste.
Fuiste tú quién me animó. Quien se interesó por mis progresos. Incluso con el tiempo, que por un tiempo nos separó, volvimos a coincidir. Esta vez, con algunos años más, edad o experiencia, a veces es lo mismo.
Me gustaría decirte... que sigo bien. Sigo escribiendo líneas en la historia de mi vida, sigo escribiendo líneas en la historia que tú misma viste empezar...
Me gustaría decirte que me acuerdo de ti en muchas ocasiones. Me gustaría saber cómo te va. Me dijeron que tu familia aumentó y estás muy feliz. Aún recuerdo tu sonrisa e incluso, tu mala leche. Quien nos conocía sabía a ciencia cierta que no teníamos nada en común, pero nos unía una pasión: la pasión por las letras, por escribir, por dar rienda suelta a nuestras ideas y plasmarlas en palabras escritas en una hoja en blanco. Me atrevería a decir que alguien quiso que nos conociéramos, que marcaras mi vida.
Me gustaría que supieras tantas cosas, pasadas y presentes. Porque aunque no me atreví, ni creo que me atreveré nunca, fuiste tan especial. Ahora me acuerdo de ti y sonrío. Quizá haya un futuro.
Me encantaría que vieras todo lo que estoy consiguiendo. Todo lo que estoy haciendo, siguiendo tus consejos; siempre es mejor escribir sobre uno mismo.

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