domingo, 22 de marzo de 2020

Entérate, detalles

Entérate que lo que importa no es tener el pelo bonito, el mejor cuerpo, el último móvil del mercado ni ese coche que tanto quieres.
Entérate que me da igual tu pasado, lo que hayas hecho, con quien hayas estado, lo que hayas dejado de hacer.
Entérate que ya he pasado por mucho y sigo ahí, que he vivido mucho sin ti pero ahora estoy contigo.
Elegido o no, porque nos ha tocado, porque estaba predestinado a pasar, estamos juntos en esto y aunque cueste, tenemos que apoyarnos mutuamente. Porque debes pensar en ti, y yo en mí, pero el "nosotros" es algo que puede más que las individualidades. Que estamos aquí, marcando decisiones, cambiando el rumbo para mejorar eso que en el pasado se nos resistió, eso que puede hacer que sea un futuro mejor.
Y a pesar de todo, lo que necesitamos es eso que no tenemos. El ser humano es así, nunca se da cuenta de lo que realmente tiene hasta que estamos a punto de perderlo. Las pequeñas cosas, los pequeños detalles. Eso que es lo que realmente cuenta. Una tarde de risas rodeada de amigos y/o familiares. Un beso al despertarte cada mañana. Dormir acompañado. Salir de casa y saludar a tu vecino. Poder dar un paseo por el campo, oler las flores, el olor a césped mojado después de una noche de tormenta. El olor a césped recién cortado... El pasear por la orilla del mar y notar el agua inundando tus pies. El agarrarte de la mano porque sí. Un  abrazo sin motivo. Prepararte una sorpresa porque me apetece y me llena de energía tu cara al descubrirlo. Hacer que te cambies de ropa porque no vas a salir conmigo así. El soplar las velas de tu tarta de cumpleaños. Preparar una cena para dos o prepararla para 15 el día de navidad. Ir a hacer la compra y parar a tomarte unas tapas. Ir a ver el fútbol en el bar de siempre, con Pepe, Juan o Antonio, esos que parecen parte del establecimiento. No concibes ese bar sin ellos. El jugar a las cartas cada tarde tumbados en el césped. Pasear en bici mientras pones a todo volumen tu canción favorita, una y otra vez. Saludar por la calle al niño del quinto, el que tiró el balón a tu patio. Antes jugaba, a la luz del sol, con otros niños hasta que el cuero se despeluchaba o su madre le gritaba por el balcón que era hora de cenar. Despertarte temprano para ir a clase, esa rutina que llegas a odiar por sentirte sin libertad e ir como corderos a un matadero, según muchos, especialmente en épocas de exámenes.
Detalles que sorprenden y que echas de menos. Preparar esa sorpresa a escondidas, con toda tu familia para ver la reacción de tus abuelos al verte después de más tiempo del que te gustaría. Regalar eso que aun simple, llevas esperando desde antes que te pusieras un sujetador. Pelearte por ese último trozo de pastel que te ha salido tan bueno. Decirte las cosas en persona y no a través de una pantalla. Poder quitarte ese pelo en la espalda después de ducharte.
Pequeños detalles, que llegarán otra vez, con más fuerza. Porque es eso fuerza, ganas de seguir. Ganas de volver a abrazar, de volver a reír, besar, compartir momentos, pelear y volver a enfadarse, sí, por qué no. Ganas de cumplir metas y sueños que ya estaban ahí y de tener muchos más nuevos.
Quizá ese pequeño momento y ese pequeño detalle es lo único que quieras ahora mismo, y no me refiero a nada material.
Pd: no sé si te abracé lo suficiente, sólo quiero volver a verte

No hay comentarios:

Publicar un comentario