domingo, 20 de julio de 2014

Adicción superada :)

Siempre he creído que las adicciones se superan. Toda adicción tiene sus fases. La primera es ese tonteo, que no conduce a nada y no es nada peligroso. Hasta que se va apoderando de ti sin darte cuenta, cuando cada vez lo necesitas más. Ese algo que no te deja seguir con tu vida como era hasta entonces. Ese algo que cada vez tienes más presente, que necesitas de su dosis más a menudo. Se hace dueño de tus sueños, de tus ideas, pensamientos y rutinas. Cuando cambia tu forma de hacer las cosas, de tu tiempo, tus amistades y tus conversaciones. Y te haces a la idea, ya forma parte de ti y lo reconoces. Te enfrentas a ella, pero sigues aferrado. Por que tú te crees más fuerte que todo, incluso que ella. Y llega algo o alguien, que te hace ver que realmente tienes un problema.
Es la propia adicción la que te dice, aquí estoy yo y todo dependerá de mí, si no cambias. Sabes que te duele, sabes que si continúas te seguirá doliendo. Pero te posee, llevas tanto tiempo y tantos sacrificios que no puedes volver atrás.
Un día te despiertas y te miras en el espejo. Éste no soy yo. No te reconoces, eres apenas un desconocido, has cambiado tanto que ni siquiera te das cuenta en qué momento sucedió. En que eres más droga que ser. No puedes seguir así, te mereces algo mejor y esa droga no podrá cambiarte. Te dejará huella, por supuesto, pero saldrás de ahí.

Comienza la fase de desintoxicación. Quizá la más larga, sin duda la más sufrida. En la que te toca luchar con todas tus fuerzas entre la droga y el ser humano. Entre el bien y el mal. Entre el dolor y abstinencia. Tienes que dejar tus ganas de hacer planes, cambiar de aires, quedarte sólo en ocasiones, pensar...pensar mucho. En qué es lo que quieres, si realmente merece o no la pena... Y te vuelves más frío, incluso desapareces por un tiempo. Te estás desintoxicando, debes dejar todo lo que se relacione con esa droga aparte, lejos...aunque lo sacrifiques todo o casi todo por un tiempo, sabes que merecerá la pena. Días, noches en vela, lágrimas y mucho más. Estás en el momento en que lo tienes que conseguir, sabes que lo conseguirás. Aunque el ánimo esté por los suelos, luchas. Y en los periodos más oscuros siempre tendrás algo de luz. Ese mensaje de apoyo. Verás también más claro quién está, y quizá más de lo que esperas ver.
Te tentarán, a volver, más veces de las que podrás acordarte, de las que creerás afrontar. Pero tu corazón sabe que mañana será otro día, y será una batalla más ganada.

Después llega el periodo de enfrentarse a ella. De ver si realmente te has curado, si has sido capaz de vencer a esa adicción que no te dejaba vivir. Vuelves a tu rutina. Vuelves a ver esas amistades que una vez te tentaron. Día  a día, paso a paso, sin prisas, aumentando cada vez un poco más su exposición, su compañía...pero siempre manteniendo las distancias. Es una relación que ahí está, pero no más como adicción. Y llega un día que lo consigues. Sabes que ya no forma parte de ti. Es pasado. Y lo mejor de todo que te ha mejorado como persona. Has crecido, te ves capaz de muchas más cosas. Estás completamente libre de ello.
Así, es el amor.
Y te das la enhorabuena, por haberlo conseguido. Por estar a su lado todo el día, disfrutando de risas, de esa complicidad que nunca habías tenido por esa maldita adicción y los sentimientos. Y no puedes dejar de sonreír, y pensar que nunca te puedes arrepentir de lo que sucedió, ni de lo que hiciste, pero descubres que te has perdido mucho. Porque a partir de ese día, la relación es mucho mejor de lo que hubieras imaginado. Eres libre por fín y está ahí contigo, formando parte de tu vida, pero como acompañante, no como dueño. Gracias una vez más. Lo logré. Adicción superada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario