lunes, 13 de enero de 2014

Un día extraordinario

Llega un momento en la vida de toda persona en la que simplemente te toca vivir tu vida. Coger las riendas y actuar. Arriesgarse aunque sea la mayor locura. Aventurarse a lo desconocido. Tropezar con tu propia piedra, una y mil veces si es necesario. Sentirte sólo ante la vida. Lo más difícil quizá, sea dejar todo atrás y atreverse a dar el paso. Siempre estará el miedo a lo desconocido, pero es lo que te lleva a conocerte realmente. A saber hasta que punto puedes llegar, superarte, sentirte libre, conocerte. No se trata de olvidar todo lo que dejas atrás, sino convertirlo en tu mejor arma para afrontar lo nuevo. Pensar en el hoy, pensar en el mañana. No se trata de olvidarse del pasado, simplemente, aprender a vivir con ello. Sentirte especial al lograr cosas por ti mismo. Alegrarte al superar inconvenientes. Disfrutar de las nuevas experiencias, en todas sus formas.
Así fue el comienzo de mi nueva vida, hace un año. El mismo instante en que decidí dar el paso, cambiar mi vida y eso me ha cambiado. Ni para bien ni para mal. Sólo he cambiado, evolucionado. Nuevas experiencias forman de parte de mi yo de ahora. De mi yo del futuro.
Me gustaría dar las gracias a todos los que merecen o han merecido un tiempo en estos 365 días. Los que me enseñaron valores que aún no tenía. Los que compartieron aunque fuera un par de minutos de su tiempo. Los que me dieron la oportunidad de sentir esta libertad. Los que me animaron desde el principio, en los momentos bajos, en las dificultades. Los que vivieron conmigo momentos inolvidables que quedarán grabados en mi memoria para siempre. Las risas compartidas.
Dar gracias a las personas que, a pesar del cambio, siguen ahí, como siempre, o incluso, con más fuerza. Esto nos ha servido, a ambas, para hacer de nuestra relación aún si cabe, más fuerte de lo que era. A sincerarnos, aún sabiendo lo que me cuesta. Lo difícil que se me hace expresar mis sentimientos. Gracias por valorar las pequeñas cosas, los momentos que ahora echamos de menos.  Por darme cuenta, de cuánto puedo echar de menos. La sensación de no poder darte un abrazo cuando me apetece...pero hemos sabido reemplazar eso para un futuro, por palabras, gestos, detalles que sin estar separadas, nunca habríamos podido sentir. De quereros más de lo que pensaba. De estar deseando que llegue el momento de vernos otra vez, de tocarnos otra vez.
Me gustaría dar las gracias, a esas personas que este año me ha hecho conocer en profundidad. Y como no, hablo de mi familia aventurera. La que me ha hecho crecer. La que sin conocer, se ha convertido en imprescindible en mi presente, y sé que, si depende de mí, también en un futuro. Esa que me ha conocido realmente, aún sin conocerme yo misma. La que me ha dado todo, incluso cuando ninguna teníamos nada. La que me acogió como una más de la familia. La que ésta experiencia ha hecho que nos unamos más que si fuéramos familia realmente. Por la que se preocupan hasta nuestra propia familia en la distancia. La que he aprendido a querer, como a mí misma. La que he aprendido a echar de menos cuando estamos separados. Por la que he sentido cosas y hecho cosas, que jamás me imaginé hacer. La que ha hecho cosas que jamás nadie ha hecho por mí. La que he llamado la "family maltesa". No sé que tendrá esta isla. Si será por ella en sí, por las circunstancias que nos unen o por nosotros, por lo especial de cada una de las personas que forman esta mini family. Sea cual sea el motivo, la relación que hemos creado, es profundamente especial. No puede ser otra cosa. Porque se echa de menos cuando la distancia nos separa, ya sean dos días o un mes. Ya sea por volver a nuestra casa o por vivir el viaje de tus sueños. Cuatro horas, un día o dos meses. Pero una despedida nunca lo es del todo. Yo diría más un hasta luego. A las pruebas me remito, cuando dos miembros han decidido volver. Porque por muy mal que nos hayan tratado, por muy malas experiencias que nos haya tocado vivir en el islote, por saber desde el principio que esto no es para nada lo mejor que podíamos encontrar y que esto va a ser un episodio pasajero de nuestras vidas, aquí seguimos, aquí volvemos y lo que hemos creado juntos, va a ser casi imposible crear en otra parte.
Y quiero seguir dando las gracias. Y el que me conoce sabe que no soy persona de expresar, de mostrar lo que siento o pasa por mi mente. Me cuestan estas cosas, pero quizá también he aprendido a hacerlo cuando se siente de verdad. Un gracias a personas que aunque quizá hayan tenido menor importancia este tiempo, sin ellas no habría vivido muchas cosas, sentido otras y aprendido muchas.
Puede que sea muy reciente y eso lo haga más importante, o realmente tenga más importancia de lo que sé ahora. En cualquier caso, un gracias especial por ti. Por haber aparecido en mi vida. Porque me hiciste vivir. Ilusionarme con pequeñas cosas. Ilusionarme por tener ese alguien por el que pensar en hacer cosas nuevas, por el que hacer incluso locuras, por vivir al máximo cada segundo. Por dar lo mejor de mí. Por sentir caricias que erizan más que la piel. Por crearme la mejor de mis sonrisas. Por sentir que aunque pueda tener fecha de caducidad, seguimos en contacto y nadie podrá quitarnos lo que vivimos. Porque pueda convertirse en más o quedarse en uno de los mejores episodios de mi corta vida.
Gracias también a momentos malos. A situaciones que te pillan por sorpresa. Que pueden hacer cambiar el resto de mi vida. A enfrentarme a situaciones que nunca creíste vivir en primera persona. En las que te hacen madurar de golpe. En las que, actuar es madurar de golpe, aun cuando te sientas como el niño que nunca fuiste. Cosas que te hacen darte cuenta que en la vida hay muchas más cosas. Cosas que escapan de tus metas, de tus sueños. Cosas con las que nunca cuentas y están ahí. Cosas que te hacen ser más persona.
Y todo esto ha pasado en un año. Un año que para muchos no es nada. Que muy pocas cosas pueden haber cambiado o en la que ha cambiado más de lo piensas. Un giro de 360 grados. Y ha llegado ese día. en el que ni yo misma creía celebrar aquí. En la que todavía me resulta difícil hacer balance. Un día que muchos intentaron celebrar pero la mayoría se quedó por el camino. No es tan fácil como parece. Un año fuera de casa. Un año fuera de tus fronteras, de tu país. Ese que en el más reciente presente dista mucho de ser tu hogar. Ese que se está convirtiendo en el mayor extranjero de todos.
Pero no quiero pensar en ello. Al fin y al cabo, lo bueno de todo esto es que, gracias a esta situación,  si se puede decir así, al exilio que nos han hecho vivir, hoy puedo celebrar un día excepcional, inusual, inimaginable,extraordinario.

1 comentario:

  1. Como siempre increible, mejor no lo podrias haber descrito, enhorabuena.Muak

    ResponderEliminar